lunes, 17 de febrero de 2020
miércoles, 5 de febrero de 2020
Frutos María: “Acero y pecios del mar”, escultura y pintura en el Museo de la Universidad de Alicante, MUA
Frutos María: “Acero y pecios del mar”, escultura y pintura en el Museo de la Universidad de Alicante, MUA
Por Carmen Valero
EMG - Lunes 18 de noviembre de 2019, 11:01h
17NOV19 – ALICANTE.- Una exposición de casi medio centenar de piezas, de escultura y pintura del artista visual Frutos María, han sido expuestas en el Museo de la Universidad de Alicante, MUA e inauguradas por Carmen Cobela del departamento de Cultura de la citada Universidad, que dio la bienvenida a los asistentes y al escultor, de quien elogió su obra.
Julia Sáez Angulo, comisaria de la muestra tomó la palabra para recordar que se trataba de un exposición retrospectiva, 1989 – 2019, de un autor que lleva entregado al arte desde 1974. Destacó el mérito de reciclaje de materiales “fruto de la bravura del oleaje del mar”, junto al acero, hierro, plomo, hormigón, arpilleras, hilos... logrando una obra singular, bella y elegante. También tomó la palabra el crítico de arte Eduardo Lastres María.
Ya se había visto a Frutos María (Hontoria de Valdearados, Burgos, 1959) dar una segunda oportunidad a las cosas en su anterior exposición en el MUA, en 2017, cuando el escultor mostró sus vetustas puertas con cerradura, intervenidas de pintura y expuestas de nuevo a la mirada o los relieves rectangulares de madera, que algunos críticos denominaron confesionarios por la oquedad aparente o casi manifiesta en la superficie de la tabla. Por si quedara alguna duda, el título de la muestra lo subrayaba: Nueva vida.
La comisaria de la exposición ha escrito para el catálogo: “Para el artista que sabe mirar la forma, el color y la belleza que esconden las cosas, no podían pasar desapercibidos los pecios del mar, unos materiales que el oleaje ha plasmado con su repetido cincelar del agua y las olas. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define al pecio como pedazo o resto de una nave que ha naufragado o porción de lo que ella contiene. El escultor y pintor alicantino Frutos María no deja de acariciar con la mirada los pecios de embarcaciones, sean o no de un naufragio, fundamentalmente las maderas abatidas por el oleaje que cobran en sí mismas una textura singular de tiempo y espacio, con toda la significación que tienen estas dos coordenadas en la vida del hombre. El tiempo también pinta decía el pintor Francisco de Goya y Lucientes. El agua, el oleaje y el tiempo también esculpen podríamos parafrasear al artista aragonés universal.
Resulta curioso que un artista visual como Frutos María, un pintor/escultor que utiliza el metal como ha hecho con el hierro en otras ocasiones, se centre ahora especialmente en el acero para hacerlo convivir con unas maderas manipuladas y servidas por el mar, para hacer convivir ambos materiales en una nueva poética artística. El escultor vive junto al Mediterráneo, un mar de culturas, un Mare Nostrum latino, al que ha contemplado una y mil veces en su continuo ir y venir de las aguas, en el vaivén infinito de las olas, en su colorido luminoso ante la luz. El mar de color vino, le llamaba Homero en la lengua clásica griega que reconoce infinidad de matices en los colores con diferentes palabras para ello. Un mar ahíto de historias y relatos. Un mar que inspira y expira como un ser vivo. Un mar que invocan los poetas, los músicos y los artistas visuales hasta concederle el título de morada de un dios olímpico, Poseidón/Neptuno. Un mar que se hace coprotagonista del escultor a la hora de concebir y conformar sus obras en la pintura y en la tercera dimensión
Contemplando las piezas artísticas de Frutos María, pinturas o esculturas, viene a la memoria la fascinación de Miguel Ángel Buonarotti por el fragmento o la estética de la ruina. Lo incompleto o inacabado tiene un gran poder de evocación, porque invita al ojo a completar una visión que se fue y se perdió, que se encuentra flotando en la imaginación del espectador, de quien la mira con la atención de un artista. Miguel Ángel y sus contemporáneos tuvieron delante de sí aquel viejo mundo clásico fragmentado por el tiempo y que ellos quisieron volver a poner en pié y en valor, con un movimiento artístico único y floreciente en la Historia del Arte: el Renacimiento artístico, que miraba arrebatado a Grecia y a Roma .
Esta conjunción de materiales metales y vegetales en el arte de Frutos María, en la pintura y la escultura habla igualmente de la idea del collage, la nueva técnica aparecida con propiedad en tiempos de las vanguardias históricas, en el año 1912 cuando Picasso ofreció por primera vez pintura y rejilla vegetal en su cuadro Naturaleza muerta con silla de rejilla. Algunos críticos señalan que fue Bracque el primero que mostró un collage ante el público, pero da igual a los efectos que nos ocupan, pues lo que hay que señalar es que el maridaje de los materiales en el cuadro como arte bidimensional, iba a expandirse muy pronto a la escultura, principalmente objetual, para lograr el machihembrado de los distintos materiales hasta el infinito.
El collage como punto de partida
El estudioso Vicente Aguilera Cerni define el collage en el Diccionario del Arte Moderno que dirigió en 1979, como el “recurso inicialmente utilizado por los artistas del Cubismo y el Dadaísmo, que introdujeron en sus obras elementos heterogéneos, particularmente “papiers collés”. Desbordando los límites de un mero procedimiento, el “collage” ha dado origen a una ampliación de los medios expresivos, abriendo horizontes y posibilidades que han contribuido a la transformación de amplios sectores del arte moderno. Paralelamente, los poetas utilizaron esta técnica que dio paso a las más revolucionarias aportaciones del arte objetual”. La denominada técnica mixta iba a llegar al arte en un futuro imparable.
El escultor Frutos María va más allá de la idea del mismo collage. En sus obras y exposiciones anteriores a la de hoy, ya mostró conjunciones de hierro y cemento, hierro y piedras en una tensión y conjugación acertada; en las pinturas incorporó arenas y resinas junto a pigmentos naturales junto a tablas descoloridas salvadas del naufragio. Nueva vida tituló con toda intención algunas de sus piezas en maderas encontradas y reutilizadas una a una. La visión mineral no se aparta de bastantes de sus obras. El artista visual buscaba espacios habitables para la mirada y el disfrute artístico, pero en muchas de las obras que ahora ofrece, se ve que el escultor va más allá; hay una idea moral en esa conjunción de materiales, de acero y pecios del mar; una idea de salvación y de reciclaje, de reutilización de los materiales, que para mayor abundamiento son objetos encontrados, el objet trouvé del que hablaron los vanguardistas históricos y radicales para incorporarlos al arte. Una idea de salvación de la Naturaleza –así, escrita con mayúsculas- la reutilización del fragmento desechado que se convierte de nuevo en pieza angular de una obra artística. Solo el ojo del autor sobre ese material de desecho de las olas, lo reconvierten, tras una nueva manipulación de artista, en trabajo plástico y estético renovado. Nueva vida, nuevos espacios en los que habiten el pensamiento, el sentimiento o la memoria como arqueologías de un pasado que sedimenta a su modo y manera la materia y la idea, la creatividad y el objeto artístico.
Esta visión actual y moral del arte conecta con la sensibilidad de nuestros días, de reutilización de las cosas y de no abandono y destrucción de las mismas. El mar parece darnos un ejemplo con su actuación frente a la agresión de la abundancia y el desperdicio de la sociedad en nuestros días, sobre todo la agresión de los plásticos. El autor no pierde la idea de belleza, bien escaso del que conviene hablar mucho y valorarla cuando se presenta. Frutos María manipula en busca de una nueva belleza con lo que tiene y con lo que encontró. Los pecios del naufragio pueden cobrar nueva vida y sorprender ante una mirada diferente y morosa en el tiempo y el espacio. Una obra tridimensional sugerente y misteriosa, llena de significados, polivalente en su semántica, abierta a toda interpretación, la de la libertad des espectador. Las obras de este pintor/escultor vienen a ser un reinterpretación de lo encontrado, una convivencia con la arqueología acuática, que nadie, solo el mar puede ofrecer. El arte, después de todo es un dialogo perpetuo con la Naturaleza y el Universo, con los hombres en suma. Y la mejor crítica de arte, como señalara el escritor argentino Jorge Luis Borges es aquella que invita a acercarse a la emoción y el misterio que emanan las obras de un artista.
¿Y si esas maderas fueran restos de un palafito lejano o una ciudad invisible y sumergida? ¿ Y si fueran restos de la embarcación de Argos tras regresar de la Cólquida? ¿O de nuestros antepasados fenicios? La imaginación del espectador puede superar a la del artista, ¿por qué no?, o ir más allá de su mirada, a poco que el título de las obras le dinamice su realidad, ilusión o fantasía. El espectador también crea o puede crear, cuando reinterpreta el arte con arreglo a su cultura y soportes de su conocimiento y educación. Toda mirada es hija de una cultura y una civilización, los antecedentes sociales y culturales del espectador son tan importantes como la del artista o el crítico de arte, a la hora de valorar y enjuiciar una pieza. La obra de arte nos interpela a todos, nos habla en medio de un bosque de signos y símbolos que cada cual ha de escudriñar en medio de la inquietud o del deleite estético.
Geometría para ordenar el caos
La geometría está muy presente también en la escultura y pintura de Frutos María, la geometría que es orden y concierto, y que se encuentra en buena parte del reino mineral cristalizado. El autor la hace convivir con el caos de los pecios, si bien los reordena en su labor para que tengan composición y armonía. Si en el principio fue el caos, como señala el Génesis, la manipulación artística del escultor lo ciñe al cauce y al buen hacer de su trabajo. Elogio de la Arquitectura, reza uno de sus títulos de sus obras. La Arquitectura como una de las tres Bellas Artes visuales clásicas, junto a la pintura y la escultura; hoy las Bellas Artes se han ampliado para nuestra satisfacción hasta incorporar el cine, la fotografía, el comic y la moda.
Un viaje íntimo alrededor de sí mismo califica Frutos María a su obra. La creatividad es subjetiva y la de este pintor/escultor se dirige por los parámetros de la geometría, la abstracción geométrica, y la reutilización de materiales que la enriquecen y habitan. Su exposición de 2017 transitó por puertas, caminos, espacios y arquitectura, si nos atenemos a la distribución y montaje del discurso expositivo, la exposición de ahora navega con más rotundidad junto a los pecios del mar y los despojos del oleaje batiente, hasta trascenderlos en una significación profética, que no apocalíptica. El planeta tierra tiene unos recursos limitados y debemos respeto a las generaciones futuras para no esquilmarlos. Esa sería una lectura subliminal y no la única al contemplar las obras de exposición.
La obra artística siempre será polisémica, por más que un título parezca constreñirla. “En la medida en que todos generamos pequeños daños ecológicos”, estamos llamados a reconocer “nuestra contribución –pequeña o grande- a la desfiguración y destrucción de la creación, advierte el patriarca ortodoxo Bartolomé, que se suma a la emocionante encíclica de Francisco Laudato si, sobre el cuidado de la casa común, que es el planeta Tierra. La degradación ambiental incide sobre todo en los más pobres de mundo, se nos advierte. La íntima relación de los pobres y la fragilidad del planeta es un hecho. Es la contaminación, la basura y la cultura del descarte sin solución de continuidad. El planeta Tierra no puede convertirse en un inmenso depósito de residuos y desechos. estamos llamados a la reutilización o el reciclaje
Me constan las inquietudes de Frutos María por la ecología, el medio ambiente, el cambio climático, por el mar y la brutal agresión de desperdicios en sus aguas. Todo ello esta presente en su consciente e inconsciente a la hora de trabajar. El artista habla de la Naturaleza con sentido de veneración, con el deseo de que se respete para mejorar nuestro hábitat, más allá de un desarrollismo estúpido. Reciclar, reutilizar y manifestarlo como un mantra, hasta que cale en la mentalidad y sensibilidad de los hombres. El arte, las obras de arte, además de estética y ornamentación, son buen vehículo de transmisión y comunicación de las ideas, van más allá de condensar el placer y belleza según los casos. El trabajo artístico de este escultor abarca y sugiere todos los registros. El arte como anuncio o denuncia de las cosas, como rayo de luz y sustrato de esperanza, porque como bien señaló Ramón Margalef (1919-2004), primer catedrático de Ecología en España: El hombre no solo es un problema para sí, sino también para la biosfera en que le ha tocado vivir.
El escultor Frutos María inaugura «Acero y pecios del mar» en el MUA
El
escultor Frutos María inaugura «Acero y pecios del mar» en el MUA
Redacción ALICANTEMAG
El
Museo de la Universidad de Alicante inaugura nueva exposición
el próximo con obras del escultor burgalés afincado en Alicante Frutos
María y reunidas bajo el título “Acero y pecios del mar”.
La muestra se inaugura a las 19 horas en la Sala el Cub del
MUA y estará abierta al público hasta el 12 de enero de 2020.
Frutos María expone en esta muestra
dos de sus colecciones: una de obras en acero «en las que permanece la
arquitectura» y otra con restos marinos de pecios que son rescatados por el
creador para convertirlos en arte, a la que el autor denomina “nueva vida”.
“Las piezas que componen Nueva Vida
nacen de todos esos materiales que rescato con cuidado de pecios marinos:
maderas, hierros, cuerdas, arpillera… Ese deterioro tan desgarrador, fruto de
la bravura del oleaje del mar, no hace sino enriquecer estas materias que recupero
como germen de mis obras”, afirma el escultor. Frutos María añade que, además
de crear arte, con esta labor “contribuyo a una necesidad tan fundamental como
es la limpieza del medio marino, tan vital para la fauna que lo habita como
vital para los seres humanos”.
Respecto a su otra colección
integrada por esculturas de acero en las que permanece la arquitectura, el
autor afirma que “con el empeño de la imaginación, de la técnica y la propia
experiencia en el diseño y manejo de herramientas y máquinas, soy capaz de
convertirme en el creador de estas obras de hierro, de acero, de hormigón, de
aluminio, de plomo, de piedra… Éstos son los materiales con los que me siento
más identificado”.
jueves, 23 de enero de 2020
El artista plástico Frutos María Martínez, constructor de formas
El artista plástico Frutos María Martínez, constructor de formas
Te presentamos la interesante obra de Frutos María Martínez, el constructor de formas.
La obra de Frutos María Martínez: la evolución desde el arte tridimensional al bidimensional
El ímpetu creador del artista plástico Frutos María Martínez comienza a manifestarse ya en su más tierna infancia, aunque no de una manera tradicional, ya que, aunque pinta sus primeros cuadros con doce años, con apenas cinco ya fabrica sus propios juguetes y realiza otras manualidades.
Este afán por crear, por construir, por hacer que los materiales respondan a sus manos, es el que le lleva a emprender el camino de estudio y experimentación que recorrerá durante toda su vida, evolucionando desde un primer acercamiento a materiales duros como el hierro macizo y el acero, para pasar por el estudio del hormigón o la madera hasta llegar a su etapa de madurez artística, en la que se vuelca en el desarrollo de sus obras bidimensionales.
De este modo, Frutos María Martínez inicia su trayectoria artística como escultor, animado por el conocimiento técnico que posee de los materiales. Hablamos del periodo de su trayectoria artística dedicado al arte tridimensional, centrado en la forma y en el tratamiento artesanal del material.
Encontramos en la escultura de Frutos María Martínez un gusto por las formas puras, por la realidad reducida a su mínima expresión. En los planos rígidos y elementos curvilíneos que conforman sus obras hallamos el camino abierto por los maestros de la Escuela Vasca de Escultura, especialmente Eduardo Chillida y Jorge de Oteiza, a cuyas influencias incorpora elementos adquiridos de la propia experiencia para crear auténticas odas a la geometría que denotan una estudiada técnica, la cual se acerca cada vez más, a los principios de la abstracción; a la investigación del espacio y la materia y de sus formas de interacción.
Serán los años de estudio y experimentación los que convertirán esta primera concepción tridimensional en un depurado y personalísimo proceso creativo mediante el cual Frutos María consigue presentar la realidad material y sus atributos en una obra bidimensional, manteniendo siempre parte de su tridimensionalidad y consiguiendo difuminar, de este modo, la frontera entre pintura y escultura.
La abstracción matérica de Frutos María Martínez: volumen, textura y color
Si bien el pretexto artístico que mueve la creación de Frutos María es siempre el mismo, representar la realidad a través de sus materiales, las técnicas creativas empleadas por Frutos María y la manera de acercarse a cada uno de los dos tipos de creaciones son drásticamente distintas. Mientras que el acercamiento tridimensional es técnico y metódico, el bidimensional se presenta creativo y emotivo.
Los cuadros de Frutos María Martínez se caracterizan por un marcado materismo en el que componentes como la resina, la arena, la madera o los pigmentos se combinan para dar lugar a obras ricas en contrastes, texturas y volúmenes, con las que el artista retrata la realidad evocada por dichos materiales e invita al espectador a interaccionar con ella y a examinarla.
La creación pictórica de Frutos María se centra principalmente en el juego de texturas y colores que se encuentran en las superficies, tal y como podemos ver en el lienzo Paisaje, donde una marina emerge de la combinación de pigmentos y resinas naturales, o en Campesina, obra de fantástico colorido en la que el autor alterna color y vacío para infundir vida a la madera.
Encontramos otro claro ejemplo de la estudiada técnica de Frutos María en el cuadro Poblados (2014), en el que pigmento y tabla conforman la visión de un conjunto de casas que, en la línea del horizonte, nos invitan a entrar con sus pronunciados relieves. El cuadro fue expuesto en 2015 en la muestra “Eclosión de la Forma VI”, en Alicante, donde recibió el aplauso de la crítica. Puedes encontrar el cuadro Poblados (2014) a subasta en nuestra página web, así como otras interesantes obras de Frutos María Martínez. Sigue este enlace para verlas todas.
Biografía del artista plástico Frutos María Martínez
Frutos María Martínez nace en 1959 en la provincia de Burgos, en el seno de una familia de agricultores.
Desde niño demuestra habilidades creativas, construyendo sus juguetes, realizando manualidades y creando objetos decorativos que comienza a vender en su entorno más cercano con poco más de diez años, demostrando así también sus capacidades para el mundo de los negocios.
Su interés por las herramientas y las tareas manuales le conduce a cursar estudios técnicos mediante los que se familiariza con materiales como el hierro, que marcarán profundamente su quehacer artístico.
Sin embargo, tras sus estudios decide abandonar la escultura para dedicarse a trabajar como mecánico y restaurador de coches y motos. Posteriormente, aprovechando su buena vista para los negocios, crea una empresa de compraventa de vehículos en su provincia natal.
En 1985 se traslada a Alicante, donde retoma las artes plásticas y entra en contacto con galeristas, marchantes y otros creadores. Es también donde conoce a su amigo y maestro, el arquitecto y artista Juan Guardiola, con el que realiza varias colaboraciones.
Desde 2008 expone sus obras en muestras colectivas y desde 2011 de manera individual en diversos eventos e instituciones de Alicante, donde el arte de Frutos María Martínez consigue un caluroso recibimiento por parte del público y de la crítica, que eventualmente le exhorta a exponer con mayor frecuencia sus creaciones, aunque el artista prefiere dedicar su tiempo a seguir creando.
Si estás interesado en comprar obra de Frutos María Martí, en nuestras subastas de arte online encontrarás interesantes cuadros del pintor burgalés. Haz clic aquí para registrarte en SubastaReal.es y no dejes pasar esta oportunidad de hacerte con alguno de los cuadros de Frutos María Martí que tenemos a subasta.
¿Qué te ha parecido la abstracción matérica de Frutos María Martínez? A nosotros nos fascina su concepción de la creación artística. ¡Estaremos encantados de leer tu opinión en la sección de comentarios!
Eva VilarC.
martes, 21 de enero de 2020
Lo nuevo del escultor burgalés Frutos María: un mar de madera con objetivo sostenible
EN LA SALA EL CUB DEL MUA HASTA EL 12 DE ENERO
Lo nuevo del escultor burgalés Frutos María: un mar de madera con objetivo sostenible
Marta Gisbert
29/12/2019 -
ALICANTE. Maderas arañadas por el oleaje recién salidas del mar, desgastadas por sus años de vida. Del germen de los restos marinos que son rescatados nace precisamente ‘Acero y pecios del mar’, una muestra del escultor burgalés afincado en Alicante Frutos María que puede visitarse en la Sala el Cub del MUA, el Museo de la Universidad de Alicante, hasta el próximo 12 de enero.
“Hay muchas cosas que se tiran al mar y que no deberían acabar allí, tenemos que ser conscientes de que es malo para la fauna y los humanos. De chapas oxidadas y lonas, por ejemplo, yo hago obras de arte”. Bajo el pretexto de lo que el autor ha denominado “Nueva Vida”, cumple así con el primer objetivo de su exposición, comisariada por Julia Sáez-Angulo. “Entre los pecios marinos hay maderas, hierros, cuerdas, arpillera… Ese deterioro tan desgarrador, fruto de la bravura del oleaje del mar, no hace sino enriquecer estas materias que recupero como germen de mis obras”. De hecho, maderas carcomidas que se rejuvenecen tras pasar cinco años en agua de mar son parte de las obras que se exponen, del singular proceso creativo. Una propuesta, sin duda, que cumple con el objetivo sostenible. “Tengo hasta 137 obras en esta serie, en treinta y cinco años; no es la primera vez que indago en este tema”, asegura el creador de Burgos. Una alerta, a través de este arte, del peligro emergente de la plastificación de los océanos. “Cada vez encuentro materiales menos naturales y más sintéticos, como bolsas”. La solución, aunque pueda sonar contradictoria para Frutos, pasa por no tirar estos elementos al mar. “Lo que tiene que hacer el que no sepa recoger después estos materiales y convertirlos en obras de arte es, por lo menos, no tirarlos al mar”.
La muestra añade una segunda colección a la de los restos de pecios marinos: una serie de obras en acero “en las que permanece la arquitectura”. Una veintena de obras, por cada una de las dos series -cuarenta en total-, las que se exhiben en el MUA. “Los artistas modernos trabajan con tableros aglomerados que compran de IKEA, que no valen nada, al lado de los que estamos tirando”. Frutos María cuenta actualmente con otros proyectos, desde Madrid, con cerca de diez propuestas, y otro par en la ciudad de Nueva York. Afincado en Alicante desde hace treinta y seis años por asuntos familiares, tiene claro que aquí se queda. Un viaje que le ha permitido perfilar ese lenguaje “rupturista y revolucionario” que caracteriza sus obras de arte. Esta ‘nueva vida’, por tanto, con la que dignifica el mar que le espera a la puerta de su casa, que enriquece y aporta resistencia a unos materiales, unas maderas, con mucho que contar, todavía. Su poética “de libertad y grandeza”, que contribuye a esa necesidad tan fundamental que es la limpieza del medio marino, visitable hasta el 12 de enero de 2020.
FRUTOS MARIA. Sobre la pieza Delfín. Exposición en la Sala 365 Museo de la Universidad de Alicante
lunes, 2 de diciembre de 2019
FRUTOS MARIA. Sobre la pieza Delfín. Exposición en la Sala 365 Museo de la Universidad de Alicante
por Aramis López
02.12.19.- Alicante .- El pasado 15 de noviembre se inauguró en la Sala 365 del Museo de la Universidad de Alicante una exposición con la obra de Frutos María. Entre todas las piezas expuestas llamó mi atención la que está al final del recorrido, la última, Delfín, es una de las obras que Frutos realiza a partir de objetos recobrados del mar; recorre puertos y bahías recogiendo objetos que el mar expulsa, los trata, cuida y les da un contenido artístico, las convierte en arte.
La obra es un gigantesco tronco que ha permanecido mucho tiempo sumergido, tiene una cara llena de todo tipo de incrustaciones de pequeños moluscos, algas y pequeños seres marinos y otra suave, aterciopelada por el rozamiento con el fondo marino, esta parte se asemeja al vientre de un delfín, con esa textura de suavidad que atrae al tacto. La parte con incrustaciones me resulta difícil de mirar, sufro tripofobia que es aversión a la visión de elementos repetitivos y abultados producto de una mala percepción de las tres dimensiones, sin embargo, no puedo apartar la vista. El tronco ha sido tratado, moderado y preparado para su exhibición y para que lo percibamos como una obra de arte, cuelga y es enmarcado por un bastidor metálico, la pericia del artista lo convierte en un objeto bello. La última vez que escribí sobre la obra de Frutos me llamó la atención una pintura a la que yo atribuí la imagen del dios romano Jano, el ser de las dos caras, principio y fin, y en esta ocasión también me intriga esa doble cara, por un lado, presenta una parte rugosa y dolorosa a mi visión y la otra es suave y atrayente. Frutos y yo somos antagónicos en muchas visiones e ideas, sin embargo, no creo que nunca vaya a discutir con él, es muy respetuoso conmigo, y yo con él, siempre pienso que es increíble que podamos hablar con tanta facilidad y cordialidad.
Fui a ver con mi sobrino Leo de seis años la segunda parte de Maléfica, una producción Disney nada edulcorada, al final se produce una batalla entre humanos y seres alados, parece que no va a tener ganador, es brutal, en un momento de la trama algunos de los protagonistas se dan cuenta de que todo el conflicto es provocado por la perversión de una sola persona, y deciden no continuar luchando, y así se acaba la guerra, ninguna de las dos partes ganaba nada con la victoria y las dos perdían en la batalla, era tan simple como parar de luchar. Detener la contienda es simplemente querer parar de luchar. ¿Qué les empujaba a la lucha? La incomunicación, la imposibilidad de decirse unos a otros, la percepción distorsionada del otro. ¿Es posible la alteridad? No es sencillo percibir al otro en su complejidad, no es fácil ver las dos caras de nadie, habitualmente solo apreciamos la que se nos muestra o la que queremos ver.
Volviendo a Delfín, la pieza de Frutos, tiene dos caras contrarias, una rugosa y repulsiva y la otra suave y seductora, en mi percepción atrofiada miraría mucho más tiempo la que me resulta dolorosa y mareante, mi fobia me hace prisionero de la autoflagelación que me impone la imagen degradante.
Mi fobia me obliga a escribir sobre esta obra. Y solo de ella, no es que el resto de la exposición no tenga interés, ni mucho menos, pero mi vivencia personal de la visita a la exposición se queda marcada por lo que me hace reflexionar esa última obra vista, y claro que el arte conmueve y mueve. Es muy probable que tras ver un partido de futbol no tuviese yo la mente tan ocupada como me sucedió ese día. Y es mucho más probable que cuando regrese a ver de nuevo ese delfín me sucedan de nuevo pensamientos nuevos.
La palabra tiene su poder en ser escrita, leída y escuchada, la imagen se completa al ser vista y perdura en nuestra mente, pasa a nuestro espíritu y aunque no lo creamos moldea nuestro cuerpo. Mi facilidad de comunicación con Frutos creo que viene de su capacidad creadora, de su interés y persistencia en crear, le importa mucho su obra, le importa que su vida tenga un recoveco siempre para invertir en hacer, no es una afición es vida.
Vimos la exposición en compañía de Lidó Rico, otro artista, y por deformación pensamos enseguida en como habríamos montado cada uno de nosotros las piezas para su exhibición, pero los dos recaímos en la misma obra, y en el dispositivo que había creado para mostrarla, un marco metálico del que se suspendía el trozo de madera anudada por hilo de acero, un marco para enmarcar ese paisaje. Para mí la forma perfecta sería flotando, sin marco ni sujeción.
Frutos me contó que el trabajo de consolidación de la madera la convertía en eterna, que soportaría el paso del tiempo eternamente, y me fascinó pensar en esa madera flotando eternamente en el universo, como un asteroide, una pieza eterna que sobreviviría a cualquier hecatombe, un trozo de madera convertido por un artista en un objeto inalterable, y pensé en el niño de la película Inteligencia Artificial de Spilberg, creado para amar a sus padres, un humano artificial también eterno que perduraba más allá de la civilización que lo creó, con conciencia y con capacidad de amar, pero con esa capacidad ya sin destinatarios.
¿Será cierto que ese trozo de madera tan bello podrá durar eternamente? ¿incluso cuando no halla ningún humano capaz de apreciar su belleza? ¿Somos capaces de percibir la belleza de objetos creados bajo condicionamientos culturales distintos? Como decía nada de esto se me pasa por la cabeza después de ver un partido de futbol, no es estimulante de la misma manera, pero es cierto que visitar una exposición artística o un acto cultural pide más esfuerzo, hace años estas actividades formaban parte de lo cotidiano ya que se entendía que para la formación integral del ciudadano era necesario tanto el haber cursado estudios reglados como la costumbre de acudir a actos culturales, nos parecía a todos que parte de nuestra actividad como zoon politikón era la de consumir cultura.
En estos tiempos hemos perdido el rubor de declararnos incultos y se debe a la falta de referentes en los que mirarnos, los medios de comunicación, políticos y algunos otros actores sociales han manifestado desde hace años su falta de interés por crecer intelectualmente, vemos en televisión auténticos atentados contra la cultura actual continuamente, y no a hay quien escuchar, la oratoria política es desastrosa, vemos habitualmente a lerdos integrales marcar la pauta.
En un panorama así ni exposiciones de arte, ni libros, ni periódicos, ni teatro, conciertos o representaciones de ningún tipo tienen posibilidades de progreso, y cada vez más las personas que se dedican a desarrollar contenidos se ven desoladas, tanto anímicamente como económicamente.
Nos preocupa que el cambio climático producido por la voracidad de los intereses económicos acabe con la naturaleza tal y como la conocemos, pero no hay preocupación por que la inacción cultural acabe con la civilización humana.
Animo pues a todo aquel que aún lea y a aquellos que aún escuchen a visitar la exposición de Frutos María en el Museo de la Universidad de Alicante.
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